"No, de hecho son muy buenos. Demasiado buenos, tan buenos que a todo el mundo le agradan. Sin embargo —Suspiró— A mi no me agrada lo que al resto del mundo sí. Y no es que sean malos, y mucho menos que no los disfrute. Es solo que la mayoría de las personas empieza a ver la belleza de las cosas cuando estas se convierten en común denominador y muchas veces no entienden el porqué de la admiración".
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